Siguió la estela política de su padre y con 18 años ingresó en la filas del PRI, donde rápidamente sentó las bases de una meteórica carrera política. Comenzó a trabajar en la Secretaría de Hacienda en 1971 y, una década después, fue el responsable de diseñar la campaña electoral de Miguel de la Madrid, quien, tras lograr una abrumadora victoria en los comicios de 1982, le nombró director del Instituto de Estudios Políticos y Sociales y, después, secretario de Programación y Presupuestos.
En octubre de 1987, el PRI presentó su candidatura a la presidencia de la República para las elecciones de julio de 1988 y, tras una larga campaña electoral en la que encontró sobre todo la oposición de sindicatos y líderes del movimiento obrero que recelaban de su programa económico, logró la victoria y se proclamó presidente de los Estados Unidos de México para el sexenio 1988-1994. Durante la ceremonia de investidura, celebrada el 1 de diciembre, anunció los asuntos principales de su agenda política, entre ellos, la reducción de la deuda externa, el incremento de los niveles económicos del país y la lucha contra la corrupción y la violencia.
Desde los primeros meses de su mandato, Salinas impulsó la cooperación comercial con los países vecinos. Con los del sur, Colombia y Venezuela, suscribió un acuerdo en 1989 para constituir a corto plazo una zona de libre comercio; también con los gobiernos centroamericanos estudió la viabilidad de establecer un área comercial libre en la zona y, finalmente, con los vecinos del norte, EE.UU y Canadá, anunció en 1991 el inicio de conversaciones con idéntico objetivo. El proceso negociador fraguó en diciembre de 1992 con la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) que entró en vigor el 1 de enero de 1994 y estableció un mercado común en los estados de América del Norte.
En política interior, su gestión estuvo marcada por el amplio programa de privatización de empresas públicas que reportó a las arcas estatales unos ingresos de 13.000 millones de dólares, la reforma educativa, la devaluación del peso para contener la inflación y la reducción de la deuda externa. Salinas también comprometió su mandato al ejercicio de una profunda reforma en su partido y, en el último año de su presidencia, tuvo que enfrentar una insurrección armada en el estado de Chiapas.
Celebradas las elecciones presidenciales el 21 de agosto de 1994, Salinas cedió el bastón de mando de la República al nuevo candidato del PRI y vencedor de los comicios, Ernesto Zedillo. Veinte días después del relevo presidencial se desató en el país una crisis financiera que colocó a México al borde de la suspensión de pagos. Los portavoces del Gobierno entrante endosaron la responsabilidad al Gobierno saliente y las relaciones entre Salinas y su sustituto se deterioraron bruscamente.
Tras abandonar México y permanecer varios años en Dublín, donde se dedicó a estudiar las circunstancias de desarrollo nacional y los efectos de la globalización, entre otros temas, regresó de su exilio en 1999 e hizo pública su "retirada" de la política.
Me agradó su blog. Buen trabajo, buenas imágenes y buena información
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