En la danza fueron muy lamentadas las muertes de Ana Mérida, hija del pintor Carlos Mérida, y de Raúl Flores Canelo. Siguieron en acción Guillermina Bravo, quien, con el Ballet nacional de México, monto “Sobre la violencia”. También llamo mucho la atención el grupo Antares, de Sonora, con sus coreografías, “Yo hubiera o hubiese amado”, entre los bailarines mas destacados se hallaban Claudia Lavista, Laura Morelos y Carlos Ocampo. A finales de sexenio, la academia de la danza fue instalada en el Centro Nacional de las Artes (CNA), ubicado en los Estudios Churubusco e inaugurado por el Presidente Salinas.
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