lunes, 3 de mayo de 2010
¡Ya basta! (social)
En mayo de 1993 el país se sacudió por el asesinato de Juan Jesús Posadas Ocampo, vicepresidente de episcopado, que fue a Morelos a parar el mendezarceísmo y después fue nombrado cardenal: Según la versión oficial, los hermanos Arellano enviaron a sus hombres a Guadalajara para asesinar a su archienemigo, el Chapo Guzmán, pero durante doce días no lo encontraron y decidieron regresar a Tijuana. Sin embargo, al llegar al estacionamiento del aeropuerto se encontraron nada menos que con el Chapo Guzmán y sus guaruras, que salían a vacacionar a Puerto Vallarta. Por su parte, el cardenal Posadas llegó al aeropuerto en su Grand Marquis blanco para recibir al nuncio Girolamo Prigione, que llegaba de la ciudad de México, y tuvo la pésima suerte de que lo confundieran con el Chapo, así es que lo acribillaron con su chofer y varias personas más que se hallaban en el estacionamiento. Después se supo que el nuncio Prigione se había reunido en secreto con los hermanos Arellano, lo cual activo la hipótesis de posibles relaciones entre el narco y la alta curia mexicana
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